lunes, 20 de julio de 2020

La Pandemía y la actividad turística


¿Qué nos deja la Pandemia?: una oportunidad para transformar nuestras acciones en beneficio del bien común, a partir del desarrollo sostenible de la actividad turística


El siguiente artículo tiene el propósito de establecer una aproximación cronológica del fenómeno epidemiológico en la actividad turística principalmente en los países de América Latina y el Caribe, intentando promover un debate sobre los lineamientos del proceso productivo actual y los impactos sociales y económicos devenidos de la pandemia, sin desconocer la realidad anterior. Se concibe que este fenómeno, podría reconocerse como una oportunidad para la construcción de nuevas lógicas en los ciclos productivos.
Se realiza una ordenación de información sobre la evolución de la pandemia tomando como referencia las constantes de cada territorio nacional, a partir de los portales de los organismos internacionales y locales; y un cúmulo de noticias de diferentes medios y plataformas de comunicación.
La actividad turística, desde sus comienzos ha sido sensible y condicionada a diferentes cambios devenidos de la evolución del hombre o en nombre de esta. El turismo se ha modificado por o a pesar de los avances tecnológicos, cambios climáticos, por el incremento poblacional principalmente en las zonas urbanas de los primeros y segundos cordones territoriales, o por las políticas socioeconómicas globales y nacionales entre tantas otras.
Se observa en las últimas décadas, un avance de los modelos macroeconómicos[1] que aceleran la degradación ambiental. Cada una de estos factores transformadores han representado efectos diferentes en la actividad y en la sociedad de destino. Si bien la actividad plantea ser permeable a los cambios desde tiempos ancestrales; el turismo masivo o la enorme diversidad de productos al alcance de los consumidores para una misma ciudad o en otros espacios turísticos[2], ha dejado al descubierto la baja planificación en estos territorios, provocando desequilibrios eco sistémicos y la aceleración de sus ciclos productivos. La ciudad de Mar del Plata[3] o el Camino del Inca[4] entre otros tantos, podrían ser ejemplos concretos de estas inconsistencias.
Estas evidencias científicas nos tendrían que al menos provocar una reflexión sobre el avance indiscriminado del hombre sobre diferentes hábitats, en los que ha provocado una transformación de su esencia, en nombre de una mejor calidad de vida. Probablemente dejó al desnudo, la falta de sostenibilidad social y ambiental. En este contexto tal vez habría que preguntarse si la carrera entre el consumo indiscriminado de productos y servicios, y la enorme cantidad de desechos con potencialidad para su reutilización, provoca para sí un aumento de su calidad de vida. Sobre este escenario, ¿Cuál debería ser la redefinición de los planes de desarrollo en la materia turística para la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible?
Desarrollo
La pandemia del COVID-19 nos ha creado un escenario casi forzado para establecer una interpelación a nuestras acciones del pasado y la oportunidad para revisar nuestro horizonte. Durante este periodo de proyección dinámica y de movilidad restringida, teñida de diversas formas de establecer el confinamiento social en cada territorio nacional, provincial o local; ha generado la necesidad de analizar la situación coyuntural mundial, a partir de una revisión colectiva o individual de nuestra vida cotidiana y profesional. En este ejercicio se constituyen interpretaciones más o menos sistémicas de la realidad social y la inevitable asociación con las actividades de interacción económica.
De acuerdo al dinamismo constituido por el virus y las acciones humanas, se observan al momento tres grandes etapas o bloques del proceso de la pandemia que hacen su impacto socio territorial. En cada uno de los cambios, se visualiza la formación de características constantes replicadas en diferentes países, con un determinismo de resolución gubernamental distinguido entre naciones, de acuerdo a la situación problemática o no, alcanzada con anterioridad a la pandemia y a los recursos actuales que cada territorio reasigna para su reactivación.
Se estima que, en materia turística, hemos cumplimentado una etapa inicial de shock e incertidumbre de la pandemia en la que se observaba con protagonismo geográfico, un condicionamiento principalmente a partir de la percepción de una afectación directa o no de la cuestión sanitaria. Aquellos países que se vislumbraban lejanos al foco del supuesto origen del virus, consideraban que los efectos del mismo, sólo se circunscribirían a esa sociedad. Esa lógica era evaluada, proyectando la disminución de viajeros procedentes de tal o cual país. En esta incipiente evolución pandémica, los países asiáticos habían sido los primeros afectados, por lo que el panorama no era alentador por la gran movilidad que estos promueven alrededor del mundo. Pero claro que, por entonces, nada hacía suponer la magnificación alcanzada hasta la actualidad.
Durante los primeros meses del año 2020 se comenzó a expandir el virus a nivel global, por lo que se ha interrumpido de manera diferencial el flujo de personas en la mayoría de los países. En ese contexto, la repatriación de algunas de las personas que se encontraban fuera del lugar de residencia, se fue subsanando de manera arbitraria, discontinua e incompleta en cada nación. Para alcanzar dicho propósito, se trabajaron permisos entre las cancillerías de los países, intentando de establecer un beneficio mutuo.
En esta primera fase de la pandemia se puntualizaba sobre las cuestiones sanitarias, prevaleciendo la concientización, cuidados y medidas de prevención del virus, conforme a una visión principalmente global impartida desde el Organismo Mundial de la Salud (OMS) organismo rector de Naciones Unidas. Sobre los ejes sanitarios internacionales, cada país organizaba las políticas públicas nacionales. Los presidentes junto a la máxima autoridad en materia de salud de cada país, instaban a equipos especializados principalmente en materia de salud, para alcanzar un diseño de cuarentena según la evolución resultante de los contagios y su velocidad.
Por entonces, también se promovía el cierre de la mayoría de las actividades en las que su desarrollo implicara conglomeración de personas. Esta determinación recaía principalmente en el sistema productivo que tendría consecuencias también en el consumo. Sobre esta secuencia se comienza a vislumbrar la caída pronunciada de la demanda de todo tipo de servicios relacionados directa e indirectamente con el turismo. Transporte, hotelería, restaurantes, cruceros, guías, artesanos, entre otros tantos servicios, han tenido que negociar su cancelación. De acuerdo a la información especializada en los diferentes medios de comunicación durante esta fase, se efectuaron anulaciones masivas de los viajes próximos a concretarse. Pero que, al cabo de poco tiempo, estas cancelaciones se extendieron a los viajes programados para un futuro apenas más lejano. En esta etapa ha sido desigual el impacto de esas cancelaciones como así también la forma de establecer un acuerdo entre el turista, agencias de viajes, operador, cadena de hoteles, o compañías aéreas, entre otros.
La resolución ha tenido alternativas y flexibilidad variada según el tamaño de la empresa y los servicios que ofrecían.  En algunos casos aún no han tenido resolución, dado a que la compañía no se encontraría en situación económica favorable para establecer una devolución del valor del servicio contratado, o alguna alternativa satisfactoria para el consumidor. Esta situación probablemente se convierta en un litigio que demorará el acuerdo entre las partes.
En el caso de algunos hoteles de categoría 4 y 5 estrellas, han propuesto diferir su consumo para bajar el nivel de conflictividad y asegurarse una demanda potencial. En este tipo de hotelería, se trabaja mayoritariamente con huéspedes internacionales y en destinos maduros. Su operatividad quedará sujeta a la apertura de fronteras y a la regularidad de los viajes aéreos.
Con respecto al transporte aéreo, tuvieron un comportamiento diferencial dado a que se incrementaron los reclamos a la mayoría de las aerolíneas de diferentes banderas nacionales, por sobreventas de pasajes, sobreprecios, cobro de multas y demás cuestiones principalmente monetarias o financieras, pero que nada tuvieron de relación humanitaria.
La extensión en el tiempo de la circulación del virus, ha provocado que toda la movilidad de personas que han podido regresar a sus países en esta primera etapa, han favorecido a la propagación de los contagios. Esta situación ha ido variando, dependiendo del lugar de residencia de ese flujo de personas y la cuarentena aplicada. En la mayoría de los países, las localizaciones de los principales aeropuertos son especialmente en las grandes ciudades. Estos conglomerados urbanos son por excelencia los emisores del mayor flujo turístico. Así mismo estas características demográficas han incidido en el índice del número y velocidad de contagios.
De acuerdo a los resultados de los casos mundiales, en las áreas urbanas se visualiza la aceleración en el ritmo de contagios como así también el número de contagiados, consecuencia de una mayor actividad principalmente de sectores de servicios y por una masiva circulación de personas. Hace suponer entonces, que serán variables a controlar, para alcanzar la apertura continua en estos territorios. Tal vez también es de considerar, que el número total de contagiados y el índice de mortalidad relacionadas con el COVID-19 de cada país, será parte de una primera consideración al momento de elegir un destino turístico para nuestro próximo viaje. Dado al fenómeno novedoso, no podría estar segura si esta primera aproximación del proceso decisorio de un viaje, terminaría siendo concluyente para la selección definitiva, o cuáles otras variables se pondrían en ejercicio.
De acuerdo a la gran urbanización cumplimentada a nivel mundial hasta la actualidad y en asociación al fenómeno sanitario emergente, es inevitable pensar si este proceso continuaría. En la revolución industrial la búsqueda de prosperidad motivada por la industrialización, nos alejaba de lo rural para comenzar esa gran oleada de personas que, en sus comienzos, tímidamente poblaban alrededor de las fábricas. Hoy se replantea en las zonas urbanas, la imposibilidad de “conectarse con la naturaleza” como consecuencia del aislamiento social. Si esta estructura demográfica variara, sin duda la actividad turística también.
En la siguiente etapa del proceso epidemiológico, pareció ser el momento en el que se intentó establecer un diagnóstico sobre la realidad coyuntural, pero sin desconocer que en la Región de América Latina y del Caribe ya existía una debilidad económica y vulnerabilidad macroeconómica, que incidirá notablemente para su recuperación. CEPAL (2020). Tomar conocimiento sobre la dimensión de la caída económica, probablemente contribuya en el diseño de los lineamientos necesarios y posibles para revertir o mitigar los efectos de la crisis.

La Organización Mundial del Turismo (OMT) pronosticaban para el año 2020 un incremento del 3% o 4% la llegada de turistas internacionales, pero en este escenario si bien aún es difícil calcularse, se proyecta una reducción del 30% o 40%. Este porcentaje se traduce a unos 30.000 o 40.000 millones de dólares de los EEUU provenientes de los gastos de los turistas internacionales. Así mismo, el organismo ha trabajado algunas proyecciones considerando escenarios ya conocidos como el Síndrome Respiratorio Agudo (SARS) en el año 2003; y la crisis bursátil de la bolsa de los EEUU y Europa que expandió una crisis económica y financiera a lo largo del planeta.


Previsión para el 2020:  Llegada de turistas internacionales en el mundo (millones)



Fuente: OMT (2020), pp 4.

Según la OMT:
“Después de la crisis económica mundial, el empleo en todos los sectores creció un 11% entre 2010 y 2018, mientras que el empleo en servicios de alojamiento y servicios de comidas aumentó un 35%”
                                                                                                                             OMT (2020), pp15
El ministerio de turismo y deporte de la nación Argentina afirma que la actividad turística implica USD 5400 millones anuales de exportaciones, comprendidos en $165.000 millones para el mercado interno. Sobre estas cifras advierte que el sector emplea a 1,1 millones de personas.
Sobre ese escenario, han interpretado a los inicios de este fenómeno, el riesgo de más de 50 millones de puestos de trabajo con una pérdida de 450.000millones de dólares. La situación de los restaurantes y bares de las ciudades, es uno de los grandes problemas a resolver hacia el futuro. Se estima unos 22 millones de restaurantes en el mundo. La imposibilidad de su apertura, repercute en la vida social de los habitantes de las ciudades, pero sin duda un desafío para que las empresas o pequeños emprendimientos gastronómicos se sustenten hasta concluir el confinamiento. Según la consultora Aaron Allen & Associates, en los primeros meses de la pandemia se estimaban que el 10% de los restaurantes globales no podrían reabrir sus puertas luego del aislamiento social, en tanto el 20% probablemente deberían transformarse para alcanzar su sostenibilidad económica.
En el caso de las aerolíneas, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) estima que probablemente al final de la pandemia alcancen una pérdida mundial de 113.000 millones de dólares de EEUU. Las cancelaciones de los vuelos se establecen como consecuencia del cierre de algunas fronteras, pero también por la falta de pasajeros. Se estima una reducción en los valores de los boletos de un 15% a un 30%, en tanto no basta para su reactivación. Así mismo, Mark Anderson, director ejecutivo de la firma Flybe de nacionalidad británica, ha declarado la quiebra, dejando varados a pasajeros en las rutas que volaban.
En esta coyuntura, los países de América Latina han comenzado a implementar a partir de la declaración de la pandemia por parte de la OMS, una serie de medidas tendiente a regular la velocidad de la crisis generalizada al interior de sus naciones. En la siguiente imagen se podrá observar medido en porcentaje, la mayoría de las acciones que realizaran con diferente nivel de desarrollo, los países de esta región. Las políticas alcanzadas sobre la restricción a la movilidad social, el desarrollo de una cuarentena obligatoria para el viajero del extranjero, protección del empleo y suspensión de clases han sido coincidentes en la gran mayoría de los países.

América Latina y el Caribe (31 países): proporción de países que han implementado tipos específicos de medidas para limitar el impacto de la pandemia, al 22 de abril de 2020




                                                        Fuente: CEPAL (2020), pp. 20

En materia turística, se ha observado que inicialmente se intenta cuantifica el impacto al menos en proyecciones económicas. Algunos de sus indicadores podrían ser, las devoluciones de los servicios contratados, el conocimiento de la desaceleración del flujo turístico y la proyección económica para establecer una primera aproximación del costo de mantención sin la actividad en funcionamiento.
Otras de las acciones visualizadas, ha sido la búsqueda del diálogo gubernamental sectorial, para viabilizar una contención que mitigara los efectos no deseados en el sector privado y para el público también. Así mismo las empresas turísticas han solicitado intervención a los organismos gubernamentales y a las representaciones de los diferentes grupos políticos y económicos del sector turístico, para manifestar su situación y la necesidad de indagar sobre alternativas que viabilicen la actividad en el momento que la gestión lo posibilite.
En el siguiente gráfico se podrá observar, que la región de América Latina y el Caribe el porcentaje sobre la tasa de crecimiento del PBI en el periodo 2007-2013 aumentó en promedio el 0,4. En estos países se concentra un importante déficit fiscal con un elevado endeudamiento y suba de tasa de interés por el pago de la misma que dificulta su desarrollo. Esta ecuación advierte una disponibilidad económica principalmente para enfrentar los pagos de la deuda por sobre los recortes realizados a los gastos de capital, en cuestiones esenciales como la salud, educación y protección social. En el caso de Argentina se destina casi a un 90% para el pago de la deuda.

Crecimiento de los países de América Latina



Fuente:  Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de cifras oficiales.

Según el estudio realizado por la CEPAL (2020), advierte que en la coyuntura actual se estima que los ingresos públicos para estos países se verán más afectados con un aumento de la contracción de la actividad económica y el descenso de los precios de la materia prima. Así mismo la protección social estará condicionada:

i)              Altas tasas de informalidad, aumento del trabajo por cuenta propia y brechas en el acceso a la protección social contributiva.
ii)             Pocos países cuentan con prestaciones de desempleo; en 2019, solo en ocho países de América Latina y el Caribe los trabajadores del sector formal tenían seguro de desempleo.
iii)            Los sistemas de protección social contributiva serán afectados financieramente por la mayor demanda de prestaciones de licencia por enfermedad por parte de los trabajadores del sector formal.
iv)           Será necesario ampliar los programas de protección social no contributiva que se financian con impuestos y apoyan a los más pobres a otras familias de bajos ingresos en riesgo de caer en la pobreza

En este sentido se comprende con mayor imperativo, la necesidad de fortalecer aquellas acciones institucionales que promuevan lineamientos de sostenibilidad ambiental, sociocultural y económico; en cumplimiento de los objetivos del Desarrollo Sostenible. Las inversiones internacionales sobre regiones que carecen de una gran institucionalidad de sus tres poderes nacionales, exacerban en estos contextos de crisis su vulnerabilidad y vulneración.

Continuando con la evolución, la tercera etapa estará relacionada con la anterior dado a que de allí deviene la realidad del territorio y todas aquellas cuestiones por las que tendremos que plantear nuestros desafíos. Una de las grandes diferencias en estos tiempos, se centra en el desconocimiento del virus y su tangibilidad. Solo se advierte en los microscopios de los laboratorios. En razón a ello, el temor e incertidumbre contribuye negativamente para poder restablecer confianza y seguridad al momento de emprender un viaje. En aquellas localidades en la que se reanudó la actividad ha sido de manera irregular entre territorios, priorizando el turismo de cercanía, posibilitado por carreteras principalmente.
Algunos autores describen que el cambio brusco de hábitos por parte de los consumidores en este contexto, se conjuga por la imprevisibilidad y desconocimiento de los acontecimientos provocando lo que se denominan como anomia[5]. La misma, ha sido determinada por la falta de normas sociales o por su degradación. Este cambio traerá asociado nuevas lógicas de consumo y comportamientos sociales. Surgirán nuevas pautas comerciales y relacionales que también condicionarán al consumo. Serán nuevas directrices que aún poco se conocen o se imaginan.
En tanto el doctor Dirk brockman, epidemiólogo del instituto Robert Koch, entiende que el viajar no será peligroso el contagio porque el virus ya está en todos lados, por lo que la infección no será igual que el comienzo de la pandemia. Así mismo se generan algunas dudas respecto de cómo se cumplimentarán y controlarán los protocolos sanitarios para la vuelta a la actividad. Dicha implementación ¿recaerá en la responsabilidad del empresario, o existirían acciones gubernamentales para conocer y acompañar las prácticas pospandemia?
Estos factores sanitarios, emocionales y socioeconómicos como grandes pilares de la transformación, promueven un momento de valoración de aquellos impactos que la pandemia y las acciones indirectas conjugan en cada territorio. El tomar conocimiento o al menos su aproximación de la cuantía de desorden o desajustes provocado por el fenómeno reciente, contribuirán con la posibilidad de determinar una hoja de ruta para el cambio. Es una oportunidad de trabajo participativo, colaborativo y cooperativo en el que se postule bases de un nuevo paradigma entre actores comunitarios diferentes. De acciones con transversalidad[6] en la estructura de los gobiernos y sectores de interés que puedan conjugar herramienta democrática, autóctonas, creativas  e innovadoras. Sin duda la planificación estratégica y el ordenamiento territorial podrían ser las acciones más inmediatas que cada nación podría diseñar para proyectar su horizonte.
Según la OMS, el Desarrollo Sostenible en el turismo debe:

-          Dar un uso óptimo a los recursos medioambientales, que son un elemento fundamental del desarrollo turístico, manteniendo los procesos ecológicos esenciales y ayudando a conservar los recursos naturales y la diversidad biológica.
-          Respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, conservar sus activos culturales y arquitectónicos y sus valores tradicionales, y contribuir al entendimiento y la tolerancia intercultural.
-          Asegurar unas actividades económicas viables a largo plazo, que reporten a todos los agentes unos beneficios socioeconómicos bien distribuidos, entre los que se cuenten oportunidades de empleo estable y de obtención de ingresos y servicios sociales para las comunidades anfitrionas, y que contribuyan a la reducción de la pobreza.
Es inevitable interpelarnos sobre aquellas acciones que se desarrollan en el territorio y la carrera desenfrenada que se postula en nombre del consumo, sin establecer políticas públicas de mediano y largo plazo en las que se respete el ciclo productivo y la integración de las dimensiones sostenibles.
Probablemente sea conveniente dejar de lado el paradigma económico lineal[7] sustentado en la lógica de la ganancia, para tender a la operatividad de un modelo de economía circular, en la que se reduzca la indiscriminada actividad extractivista[8] y se alcance una funcionalidad continua en la que se estimule la reutilización. Allí, la escala productiva disminuye y promueve escenarios de oportunidad para los micro emprendimientos o empleos verdes de gran diversidad territorial. Esta acción estrategia tal vez sea la forma más igualitaria, inclusiva y diversa para propiciar los valores locales. En la siguiente imagen de la ONU se sintetiza el concepto de economía circular en el que todo, forma parte de un mismo fin




ONU medio ambiente. Disponible en : https://news.un.org/es/interview/2018/12/1447801

Zacarias Farah experta en la Organización de naciones unidos (ONU) medio ambiente añade a este concepto:
“Lo que la economía circular nos dice es que es necesario cambiar la forma en la que actualmente producimos y consumimos, que está basada en una economía lineal de extracción-producción-consumo-desperdicio. Lo que queremos es pasar a una economía circular en la que tenemos que cerrar los ciclos de producción y mantener un flujo constante de recursos naturales”.


La pauta que el fenómeno pandémico nos ha dado a pesar del enorme daño ocasionado, una esperanza para establecer nuevos patrones integrales e inclusivos de establecer el bien común. Según CEPAL (2020), los poderes ejercidos por la población de mayor recurso de los países más vulnerables y los poderes ejercidos por los que constituyen la compra, son en la actualidad los rectores de interés que ejercen el poder.
De todos modos, creo que la territorialidad local se exacerbará como consecuencia de la evolución de la pandemia en cada lugar.  En la medida que desciendan los contagios y cada municipio comience la apertura de sus actividades, restablecerá inicialmente con una demanda de proximidad. En la medida que se liberen mayor cantidad de municipios, incrementará la circulación hasta alcanzar la provincial. Y sin duda con algo más de tiempo de recuperación se irán ampliando las fronteras de proximidad entre países. Siempre sujeto a una valoración evolutiva de los acontecimientos en sus países de origen como en los de destino. Se entiende que el nivel de confianza será una variable a construir, y que al momento es desconocida. Tal vez podríamos establecer un paralelismo muy lejano, a los actos terroristas en alguna región o localidad turística. En el caso del atentado de las torres gemelas en los Estados Unidos en el año 2001, en sus primeras semanas posterior al atentado, la ciudad había perdido más de 300 mil millones de dólares. En ese contexto se trabajó desde el sector público y privado, focalizándose en comunicar las medidas de seguridad que se establecieron en los aeropuertos. Así mismo se realizaron diferentes promociones de descuentos en los servicios turísticos, de recreación y atractivos de la ciudad. Según el diario “El periódico”[9] el flujo turístico internacional de la ciudad alcanzó sus parámetros de aquellos tiempos, recién en el año 2004.

En esta etapa, se intenta indagar sobre estrategias que viabilicen la reinvención del turismo, tomando como cierto que el escenario continuará siendo dinámico, se establecerán nuevos hábitos de consumo que probablemente estimulen cambios estructurales. El flujo turístico receptivo, es plenamente sensible a las políticas monetarias de un país referidas al valor del dólar estadounidense: como también a las acciones referidas a lo financiero.

Según CEPAL (2020), se observa una reprimarización de las economías en América Latina. En el caso argentino, aún nos encontramos con demasiadas cuestiones a resolver en materia económica, como la deuda externa, la emisión monetaria y la posibilidad o no de anclar un valor del dólar. En el hipotético caso que se determine como política de Estado, elevar el valor del dólar, se estima tal ha sucedido en otros escenarios, que la variable cambiaria estimulará la demanda potencial de turistas provenientes del extranjero. Ese escenario contribuiría a equilibrar la balanza de pagos del país, alimentada también, por un descenso de los viajes al extranjero.
Así mismo se entiende que lo manifestado anteriormente es muy lineal en su análisis y que deberíamos contemplar otras dimensionas ya enunciadas, y que son sensiblemente observables en mediano y largo plazo. Por ello la mayoría de los gobiernos en las últimas décadas no han sido proactivos en materia de sostenibilidad.

Conclusión
El turismo es una actividad socioeconómica que se constituye en un sistema, de acuerdo a la interacción de diferentes componentes propios e indirectos al turismo. Al desacelerarse, romperse o prohibirse algunos de estos eslabones intervinientes, se fragmenta la inercia del circuito monetario y de consumo. Y con ello los efectos en la economía de ese destino turístico, sus regalías redistributivas municipal, provincial; en tanto dependiendo del origen del turista o viajero, también se condiciona el equilibrio fiscal de esa nación.
Dado a la rápida recuperación que ha evidenciado en otros momentos el sector en comparativa con otros; se observa al menos con preocupación, cómo se continuaría desarrollando la actividad en los destinos maduros; y cómo se propondrían los lineamientos estratégicos para territorios con potencialidad turística, que vislumbran en el turismo la salida de la crisis pandémica. La ausencia de estrategias ambientales y sociales, podrían ocasionar en mediano y largo plazo un agravamiento de la situación territorial, en el que se observe una afectación generalizada del recurso.
Probablemente el desafío de la gestión gubernamental y de las empresas, será la de buscar una recuperación a partir de diferentes estrategias de incentivos entre sectores, las que deberían implementarse sin descuidar los parámetros de sostenibilidad como garantía de continuidad productiva del futuro. Para lo propio, un equilibrio fiscal, regulación de la cuenta Capital, un sistema bancario en el que se aliente el desarrollo futuro, dinero endógeno, inversiones nacionales, el control de los flujos de capital, el sector empresarial privado y los sectores comunitarios en asociación, podrían contribuir y alentar al desarrollo sostenible. La crisis multidisciplinar no debería desestimar otras cuestiones de largo plazo, debemos comprender que la pobreza, desigualdad y degradación ambiental son consecuente del modelo económico que quisimos o pudimos alcanzar. Insisto, los gobiernos (poderes legislativos, jurídico y ejecutivo) impulsan los lineamientos y la velocidad de esas políticas y en su defecto ese cambio.
La variable miedo e inestabilidad se incorpora a la toma de decisión para crear inversiones en el turismo y el ocio, como así también, el viajar.  Cada potencial turista llevará consigo la relación directa con su vivencia sobre la pandemia. Él o un familiar que haya transitado la enfermedad y sus consecuencias, o la repatriación entre otras tantas vivencias infrecuentes al momento reconocidas en su memoria, probablemente sea la llave fundamental para la toma decisión. Pero si esa posibilidad de viajar emerge, la información referida a la seguridad turística en referencia a la pandemia, sin duda deberá representarse de manera concreta y real para percibir la garantía de cumplimiento.
Es necesario considerar también que para el 2050 se estima una población de 9.000 millones, con países que alcanzaron en su mayoría la transición demográfica, y que vivirán al suponer en zonas urbanas. Salvo que el fenómeno sanitario revierta la tendencia, esa enorme cantidad de habitantes mundiales, alcanzan producto del sistema económico global actual, un flujo extraordinario de migraciones. Estos indicadores son sin duda los condicionantes para establecer los patrones de consumo, y los estimulantes para la configuración de los mercados. La localización de cada habitante y el modelo de desarrollo que se configure, será la evidencia situacional de los recursos principalmente naturales del futuro, que obtendrá cada nación o región. Así mismo, esta será la medida para las pautas de consumo y el grado de responsabilidad.
En materia de turismo es necesario asociar el buen uso de los recursos turísticos para la perdurabilidad del ciclo de vida del destino turístico. El crecimiento de la actividad y la sostenibilidad de los recursos turísticos, no deberían estar estrechamente vinculados al capital financiero y la especulación inmobiliaria para la perdurabilidad de los mismos; como así tampoco al cierre de una sola economía. La cadena de valor global debería ser diversamente productiva para configurar su equilibrio. (CEPAL, 2014; WTO, 2019). Entendiendo que dichos recursos, son parte de un territorio nacional-provincial o local que debería ser “defendido” con una mayor institucionalidad, a partir de la utilización de herramientas democráticas y participativas para alcanzarlo. En definitiva, la política macroeconómica debería focalizarse sobre las prioridades sociales y ambientales de cada territorio.

Bibliografía
A. Nadal y F. Aguayo. (2020) “Los motores de la degradación ambiental: el modelo macroeconómico y la explotación de los recursos naturales en América Latina”, serie Estudios y Perspectivas-Sede Subregional de la CEPAL en México, N° 185 (LC/TS.2020/69; LC/MEX/TS.2020/14), Ciudad de México, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2020. Disponible en: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45766/1/S2000443_es.pdf
Bollón Reimp.(2004). Planificación de los espacios turísticos. Ed. Trilla. Mexico
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)(2014), Cadenas globales de valor y diversificación de exportaciones: el caso de Costa Rica, División de Comercio Internacional e Integración, Santiago de Chile. Disponible en: https://www.cepal.org/es/publicaciones/36719-cadenas-globales-valor-diversificacion-exportaciones-caso-costa-rica-asistencia
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)(2020), Informe sobre el impacto económico en América Latina y
el Caribe de la enfermedad por coronavirus (COVID-19): estudio elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en respuesta a la
solicitud realizada por el Gobierno de México en el ejercicio de la Presidencia Pro Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)
durante la Reunión Ministerial Virtual sobre Asuntos de Salud para la Atención y el Seguimiento de la Pandemia COVID-19 en América Latina y el Caribe
celebrada el 26 de marzo de 2020
(LC/TS.2020/45), Santiago.
Disponible en:
López-Bonilla, J. y López-Bonilla L. (2008a). La capacidad de carga turística: revisión crítica de un instrumento de medida de sostenibilidad. Revista El Periplo Sustentable, 15, 123-150. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=193415512006
Opaschowski, H. (2015). Turismo de masas o turismo a medida. Límites económicos, ecológicos y psicológicos. Papers de Turisme, 4, 68-80. Disponible en: file:///C:/Users/Claudia/Downloads/318-1421-1-PB.pdf
Organización Mundial del turismo (OMT) (2020) Evaluación del impacto del brote de COVID-19 en el turismo internacional. Disponible en: https://webunwto.s3.eu-west-1.amazonaws.com/s3fs-public/2020-04/14314_Coronavirus_PPT%20DH_Sp.pdf
Pérez, S. (2017). La planificación y prevención de los impactos ambientales del turismo como herramienta para el desarrollo sostenible: caso de estudio Timotes, Venezuela. Revista Interamericana de Ambiente y Turismo (riat), 13(2), 164-183. Disponible en: http://riat.utalca.cl/index.php/test/article/view/401
World Trade Organization (WTO) (2019), Global Value Chain Development Report 2019, Ginebra.

Sitios webs de consulta
https://www.bbc.com/mundo/noticias-51757957








[1] Los modelos macroeconómicos. Estudia la relación del crecimiento económico y los ciclos económicos. Con su análisis se interpreta las consecuencias de las políticas económicas para el bienestar de las personas
[2] Espacio Turístico: El espacio turístico es la consecuencia de la presencia y distribución territorial de los atractivos turísticos que, no debemos olvidar, son la materia prima del turismo. Este elemento del patrimonio turístico, más la planta y la infraestructura turísticas, es suficiente para definir el espacio turístico de cualquier país. Boullon (1999)
[3] Ricardo Dosso y ot. (). Centro de investigaciones turísticas. Universidad Nacional de Mar del Plata. Disponible en: http://nulan.mdp.edu.ar/1725/1/01417.pdf
[4] Peña-Candia, Luz Z., Baca-Zans, Yeny R., & Costa, Juan F.. (2019). Efecto de las actividades antrópicas en la red de caminos Inka, santuario histórico de Machupicchu, Cusco, Perú. Revista interamericana de ambiente y turismo, 15(1), 60-71. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-235X2019000100060
[6] Acciones con trasversalidad: Ha sido considerada como la transversalidad de la política pública de un gobierno que se asocia a la posibilidad de un trabajo entre diferentes dimensiones gubernamentales. La política turística debe ser co -construida con diferentes áreas de gobierno de manera integral.
[7] Paradigma económico lineal: podría tener su primera aproximación en la época de la revolución industrial, basado en que tanto la demanda como la producción son constantes y los recursos son infinitos. Así mismo se presentan bajo una alta tasa de desechos.
[8] La actividad extractivista en materia turística la podríamos interpretar en la escala productiva desarrollada en los destinos turísticos que se ponen al servicio de un aumento indiscriminado del parcelamiento de tierras, en el que se observan por ejemplo la tala incesante de laderas de sierras y montañas. O las inversiones extranjeras que no promueven el desarrollo en los destinos en los que se ubican, alcanzando fuga de divisas inconmensurables, viabilizadas por una baja o escasa regulación del Estado.
[9] Diario el Periódico. Disponible en:https://www.elperiodico.com/es/economia/20170827/nueva-york-del-caos-a-la-recuperacion-6240134

La Pandemía y la actividad turística

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